Dejá tu mensaje para ese programa de radio que marcó tu vida.
LOS LOCOS DE LA AZOTEA
A más de noventa años de la primera transmisión radial en Argentina, Eduardo Aliverti se embarca en un recorrido sobre la historia y la actualidad de la radio. Un relato audiovisual, pero con formato radial, en el que Aliverti aporta su experiencia y dialoga con muchos de los que hicieron historia en este medio.
PEÑA EN 4
Porque vergüenza no es ser puto. Vergüenza era perderse cada vez que venía a ETER.
Por Marcelo Nusenovich"Te va a cagar"
Esa era la frase que escuchaba nueve de cada diez veces cuando contaba que Fernando Peña iba a dar un taller de radio en ETER. En diciembre de 2006 había surgido la idea y casi seis meses después pudimos concretarla. El nexo fue Juan Butvilofsky, amigo, periodista y columnista de El parquímetro.
PEÑA EN 4
Porque vergüenza no es ser puto. Vergüenza era perderse cada vez que venía a ETER.
Por Marcelo Nusenovich"Te va a cagar"
Esa era la frase que escuchaba nueve de cada diez veces cuando contaba que Fernandp Peña iba a dar un taller de radio en ETER. En diciembre de 2006 había surgido la idea y casi seis meses después pudimos concretarla. El nexo fue Juan Butvilofsky, amigo, periodista y columnista de El parquímetro.
La primera reunión la tuvimos en los viejos estudios de Metro de la calle Honduras. No conocía a Peña y confieso que no sabía cómo tratarlo. No tenía claro si me iba a recibir el Peña mediático, explosivo, sacado y provocador o el Fernando tierno, irónico, cálido y transparente. De todos modos, no sabía como tratar a ninguno de los dos.
Después de media hora de charla sobre sus ganas de dar clases, me despedí con el acostumbrado beso-porteño-en-la-mejilla-que-en-realidad-es-un-choque-de- cachetes-casi-en-el-aire. "Es el último beso que doy. Yo saludo así". Así, era con las palmas juntas a la altura del pecho y una leve inclinación de la cabeza hacia adelante, en un gesto reverencial-oriental (de Uruguay, claro).
Quedamos en hablar en los días siguientes para delinear el contenido del curso y empezar a planificar las clases. Cuando te toca trabajar con ciertos personajes "célebres" o "famosos" tenés que estar preparado para hacerles marca personal y pedirles setenta veces las cosas. Con esta premisa, más el combo Peña de transgresión-merca-SIDA-alcohol-agresividad que me habían querido vender, estaba listo para mi titánica tarea de coordinación del taller.
Un domingo cualquiera a las 13
"¿Qué hacés Marcelito?" El identificador de llamadas del celular decía Peña. Con sorpresa y un poco de miedo atendí y el tipo empezó a disparar ideas que se le habían ocurrido para las clases. Anoté algunas y otras intenté retenerlas en mi conciencia. Primer mito destrozado: "no te va a dar bola y vas a tener que perseguirlo".
A partir de ahí el curso empezó a tomar forma: serían cuatro clases con cuatro conceptos, sólo para gente vinculada a la radio, el teatro y la comunicación, para evitar a los curiosos/fans. Había que ponerle un nombre al taller. Al pensar en cuatro clases, cuatro conceptos, brotó un título perfecto: "Peña en 4". Claro, era perfecto si el que lo ponía era él. Un mortal coordinador de seminarios de ETER no se atrevía a preguntarle qué le parecía y, por eso, la frase murió antes de ser parida. En el mundo Peña todo valía si se hablaba, así que, a la distancia, puedo considerar mi silencio como un error.
"Yo veo radio"
Así se llamó finalmente el taller. Llevaba un par de meses coordinando los preparativos y todavía revoloteaba la idea del "huracán Fernando". Mis preocupaciones eran varias y en mi cabeza se iba formando una lista de prioridades:
Efectos
En el primer piso de ETER estaba todo listo. El aula-estudio "Efectos" era el escenario elegido. Ese miércoles, 30 minutos antes de la hora de inicio, Fernando llamó e hizo el primer pedido: "Necesito que compres unos peluches, leche, huevos, una batidora manual y un bowl". Ok, dije, sin preguntarle para qué.
Vestido con una remera con la cara de Dalí, agujereada y con las mangas cortadas, y un jean con dibujos hechos con lapicera BIC, entró al aula con su maletín en una mano y el celular con stickers rosados con formas de corazones en la otra.
¿Qué tomás? ¿Café, té, agua, coca? Cerveza.
Me cagó. En mi pacata paleta de respuestas posibles, esa no estaba. ¿Cómo un docente iba a tomar cerveza en la clase? Trajimos un par de botellas de la marca mexicana que le gustaba y empezó el show.
De la primera clase rescato algunas sensaciones. Después de veinte minutos de introducción y explicación del contenido del curso y la forma de trabajo, Fernando hizo una pausa y dijo algo así: "Ahora que pasó un tiempo los voy a mirar a los ojos. Ustedes no se dieron cuenta, pero desde que entré traté de no mirar a nadie a los ojos para no incomodarlos: noté que no podían sostenerme la mirada".
Tenía todas sus ideas escritas en un anotador. Era una descripción detallada del contenido teórico y los ejercicios que planificaba para cada clase.
"Te va a cagar, ya vas a ver..."
Para entender la provocación pensada e intencional de una parte, hay que comprender la estupidez de la otra. Antes de empezar a desarrollar el primer tema, Peña aclaró que él venía a hablar durante tres horas, en el aula, y que podían preguntarle lo que quisieran, pero adelante de todos y en ese marco. Remarcó que no le gustaba que se acercaran de a uno al final de la clase porque, para él, la mejor manera de desinhibirse y ganar seguridad era expresándose frente a un grupo. Por último, pidió que no le dieran demos o programas de radio porque no tenía tiempo ni ganas de escucharlos. Duro, pero sincero. ¿O preferimos al amable hipócrita que recibe el cd y promete escucharlo, aún sabiendo que lo usará para apoyar vasos, en el mejor de los casos?
Por supuesto que al final de la clase se acercaron dos pelotudos para decirle a Fernando que tenían un programa de radio y que les gustaría que lo escuchara y les diera su opinión...
Ah. Los peluches eran para que los alumnos intentaran describir seres inanimados, multicolores y no tradicionales, sin que los demás pudieran verlos. De hecho hizo sentar a todos de espaldas y a oscuras para que desarrollaran la imaginación. El bowl, la leche, los huevos y la batidora fueron los implementos con los que, con una voz que era un mix entre La Mega y Milagritos, mostró dos maneras de pasar una receta por radio: una muy aburrida y lineal, y otra creativa, sugerente, cautivante, colorida y sonora. Con el auditorio de espaldas y la luz apagada, Fernando iba describiendo los pasos a seguir mientras cascaba los huevos y los mezclaba con la "leche" en el bowl. Cuando terminó de hacer el show del gourmet, todos vieron que en realidad lo que había volcado en el recipiente era cerveza. La leche estaba intacta en el sachet. Pensá en radio. Los sonidos y las palabras se transforman en sensaciones. Lo que importa es lo que se percibe. Lo que importa es no ser obvio. Lo que importa es lo que se sugiere. Lo que importa es la cerveza...
Prueba superada
Después de un par de miércoles, ya nos habíamos acostumbrado a esperarlo con las Corona frías. Error.
(Celular - Caller ID: Peña) - "Hoy tengo ganas de tomar un tinto".
Nunca agradecí tanto tener un supermercado chino frente a ETER. Con el Nieto Senetiner en mano, mi misión imposible era conseguir una copa de vino en algún rincón de Villa Crespo (en 5 minutos, claro). Después de dar unas vueltas asumí el fracaso y volví pensando "no puedo darle vino en un vaso común. Es Peña...". Con esa culpa sobre mis hombros intenté esbozar una excusa para salvar la ausencia de la puta copa.. Me interrumpió con la intención de tranquilizarme y minimizar el hecho, con un gesto en su cara que, traducido al español, sería: "Pero no seas boludo…". Mezclaba excentricidades con cosas de barrio o de reo. Al abrir la botella se derramó un poco de vino sobre la mesa. Antes de poder reaccionar, Fernando estiró su remera, la convirtió en trapo y limpió el vino.
En los recreos nos quedábamos charlando en el aula. Más allá de su verborragia y su necesidad de comunicar todo el tiempo, era una simple pero firme mirada la que te descolocaba. "¿Y vos cómo estás?" Esa frase tan sencilla y trivial pesaba 25 kilos más cuando te la decía Fernando Peña con sus ojos clavados en los tuyos. Le gustaba escuchar. O al menos durante esos días, así fue.
Escenas finales
El llamado previo a cada clase ya era un clásico.
- "Marcelito, me perdí otra vez. Soy un boludo. ¿Cómo llego desde Eduardo Acevedo? Me fui a Parque Cententario".
El último día llegó antes que yo. Cuando abrí la puerta de Secretaría Académica, vi a Peña a oscuras, sentado en la silla de las secretarias, sellando toda la superficie del escritorio con los sellos de ETER. Habría pagado por ver a algún alumno de la escuela yendo a pedirle un certificado a Sol o Alicia y encontrándose con Peña jugando a ser un empleado público.
- "Fernando, ¿te puedo dar la mano?" - "Sí, claro."
La escena ocurrió en el pasillo del primer piso. Cuando terminaba su taller comenzaba el tránsito de gente del turno noche. "Sacame", me decía casi suplicando. Lo entendía como un pedido de protección y un mimo. Siempre mantenía breves diálogos con los chicos y chicas que lo saludaban.
- "Fernando, ¿una foto? - "No. Me preguntaste si me podías dar la mano, no sacarte una foto. Chau".
Esas reacciones descolocaban a muchos que no entendían que la intención no era la de ser amargo o conflictivo. Buscaba que cada uno se hiciera cargo de lo que le correspondía, por acción u omisión.
Muchos de los conceptos que volcó en el taller eran contradictorios. Pero se hacía cargo (a veces). Algunos elementos descriptivos y recursos para dar clases los tomé de aquellas jornadas y los sigo aplicando con resultados sorprendentes. Era un tipo con una percepción híper desarrollada.
Los que fueron al curso a ver y oir a las criaturas se habrán sentido desilusionados cuando disparó de entrada: "no voy a hacer a mis criaturas acá. Para eso, paguen y vayan al teatro". Sin embargo, los que asistieron a la primera de las dos ediciones del taller tuvieron una inesperada recompensa: en la mitad de una clase sonó su celular para que saliera al aire la columna habitual de Milagritos López en el programa de Mario Mactas. No le gustaba que la gente escuchara a las criaturas y viera la cara de Peña. Sentado en una silla detrás del escritorio, se escondió detrás de su maletín abierto y dejó salir a la cubana por varios minutos. "Al que piensa bonito, le va bonito". Aplausos, ovación, final de la historia.
Fernando Peña: Montevideo 31 de enero de 1963 Buenos Aires 17 de junio de 2009La radio afecta a la gente de una forma muy íntima, de tú a tú, y ofrece todo un mundo de comunicación silenciosa entre el escritor-locutor y el oyente Marshall McLuhan
Cree en Dios pero también cree que la radio funciona porque tiene personitas dentro Woody Allen
Esto es lo que me gusta de la radio: el no saber qué va a ocurrir Luis del Olmo
La radio marca los minutos de la vida; el diario, las horas; el libro, los días Jacques de Latrelle
Pista | Nombre | ... |
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1 | Declaración de Principios I | Escuchar |
2 | Década del '20 | Escuchar |
3 | Década del '30 | Escuchar |
4 | La Guerra de los Mundos | Escuchar |
5 | Década del '40 | Escuchar |
6 | Radioteatro | Escuchar |
7 | Década del '50 | Escuchar |
8 | Declaración de Principios II | Escuchar |
9 | Declaración de Principios I | Escuchar |
10 | Década del '60 | Escuchar |
11 | Década del '70 | Escuchar |
12 | Década del '80 | Escuchar |
13 | Década del '90 | Escuchar |
14 | Declaración de Principios II | Escuchar |
"Un siglo de Radio" intenta transmitir diferentes ideas que fuimos desarrollando durante los últimos 20 años con eje en la radio como protagonista. El festejo por los 100 años nos impulsó a unir diferentes formatos en un nuevo espacio común, hacer una mirada por el retrovisor y redescubrir proyectos de cada tiempo.
Y la primera sorpresa fue darnos cuenta cuánto hicimos y cómo vamos dejando los materiales en diferentes estados, casi siempre medios olvidados. Algunos hemos perdido o no logramos aún reencontrar.
Recordamos con cierta melancolía los diferentes formatos de archivos con los que trabajamos: Betas, C.D., MiniDv, Dat, celulares y tantos otros.
También la cantidad de escenarios y escenografías que conocimos, la calidad de proyectos radiales a lo largo del país que descubrimos, las transformaciones tecnológicas a las que nos acostumbramos, y al amor alrededor de la radio.
Como el amor por el cine, ¿serán los años?
Quizás el logro principal del sitio se puede visualizar en la interconexión de archivos sobre el mismo eje, la radio.
Sumamos a “Un Siglo de Radio” toda una parte de trabajo importante en redes sociales e interconectividad con el usuario, con el deseo que el sitio pueda seguir teniendo desarrollo atemporal y siga nutriéndose de nuevas ideas y espacios propios.
Transmisiones en vivo por radio y T.V, series para Canal Encuentro, Premios, una biblioteca sonora única, Alberto Migré, Fernando Peña dictando un curso, filmaciones en decenas de radios, entrevistas con trabajadores de todos sus oficios, textos, Radio online, formaciones académicas.
Todo se hizo en equipo, chico, sumando gente nueva, tratando siempre de mejorar lo anterior.
Seremos siempre una hermosa conjunción de Escuela de Comunicación y Productora de Contenidos.
Esperamos a quien hace tiempo no nos cruzamos les guste recordarse. Y a todos los oyentes les traiga algún recuerdo, les saque una sonrisa.
¡Gracias!
Pablo Milstein
Pablo Milstein
Carolina Bologna
Julian Marini
Norberto Ludin
Mariano Mindlis
Norberto Ludin
Mariano Mindlis
Nicolas Gelabert
Nico Aloisio
Raúl Esperante
Ayelén Figueroa
Marcela Ayora
Rocío Porma Favre
Lucas Arguello
Pablo Milstein
Carolina Bologna
Julian Marini
Carolina Bologna
Jeremías Szeps
Florencia Gattario
Daniel Alvarenga
Samanta Soraire
Eduardo Aliverti
Claudia Bergalo
Belen Badía
Pablo Green
Federico Brocchieri
Marisa Paz
Florencia Lamarai
Caterina Galván
Belén Acosta
Juan Ignacio Elli
Agustina Ponce
Equipo TV ETER
Eduardo Aliverti
Pablo Milstein
Agustín Tealdo
1920: Se dice que la primera transmisión radial ya como medio de comunicación pensado para informar y entretener a un público masivo tuvo lugar en Argentina el 27 de agosto de 1920.
Historias de la radio Argentina: Enrique Susini, César Guerrico, Luis Romero Carranza y Miguel Mujica, quienes desde ese día fueron conocidos como “los locos de la azotea”, eran cuatro jóvenes del mundo de la medicina. Además de la carrera que habían escogido los unía otra pasión: eran radioaficionados entusiastas y creativos que soñaban con una radiofonía al servicio de la cultura. En ese momento no imaginaban que ese medio iba a transformarse en un verdadero fenómeno de masas.
1927: La popularización de la radio llevó a querer oírla en diversos ámbitos, entre ellos al conducir. Por eso, en 1927 se produjeron y promocionaron las primeras radios para automóviles, especialmente las de la marca Philco Transitone. Desde entonces, la asociación entre el radio, el reproductor de música y el automóvil no se detuvo, valiéndose del hecho de que la vista ha de estar ocupada durante el manejo, pero no así el sentido del oído.
1920 a 1930: Aparecen los aparatos de radio Galena, que no necesitaban de ningún suministro eléctrico para su funcionamiento sólo un hilo largo para conectarlo a la antena y una tubería de agua para el electrodo de tierra. Otra característica a destacar en las radios con válvulas, era que los altavoces o bocinas eran independientes y de membrana rígida. Sus bobinas eran al aire y orientables. La amplificación era directa.
1936: Las 'radio capilla' como la FADA, PHILIPS o STEWAR WARNER
son los más populares. En EE.UU reciben el nombre de 'catedrales' muy probablemente por su diseño exterior algo más fantástico. Se simplifican los altavoces que ya quedan incorporados en su interior.
1940: En las décadas siguientes se produce la aparición de los radioteatros, género que se destacó principalmente en la década de 1940, época de oro para la radiofonía argentina. Allí se destacaron actores y actrices como Jorge Salcedo, Luis Sandrini, Pepe Arias, Hilda Bernard y la mismísima Eva Duarte.
1948 se revolucionó el mundo de la electrónica con la aparición de los transistores, obra de la empresa norteamericana Bell: artefactos semiconductores capaces de interrumpir, atenuar o dejar fluir una corriente eléctrica.Su invención les valió el Premio Nobel de física en 1956 a los tres ingenieros John Bardeen, Walter Brattain y William Shockley. Este artefacto permitió la aparición en 1953 de la primera radio de transistores, obra de la empresa alemana Intermetall.
1957: La firma Regency introduce el primer receptor transistorizado, lo suficientemente pequeño para ser llevado en un bolsillo y alimentado por una pequeña batería. Era fiable porque al no tener válvulas no se calentaba. Durante los siguientes veinte años los transistores desplazaron a las válvulas casi por completo, excepto para muy altas potencias o frecuencias.
1970: aparecen las primeras emisoras en frecuencia modulada (FM), produciendo una división en el espectro radiofónico, donde las AM están dedicadas a la información y las FM a la música, dicotomía que iría desapareciendo con el paso del tiempo. La locución experimenta un sensible cambio de estilo, con tonos bajos y sugerentes que cautivan la escucha nocturna que la FM recupera para la radio, frente a la televisión. La dictadura autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, de 1976 a 1983, impuso su control sobre los medios de comunicación y la censura se instauró también en la radio. Listas negras, nombres prohibidos, asuntos eludidos y músicos cuya obra no podía ser difundida, se convirtieron en prácticas habituales.
1980-83: se caracterizó por una profunda renovación de estilos y contenidos en los medios de comunicación. Se recupera la democracia y los rasgos esenciales eran la libertad de expresión y la creciente interactividad con la audiencia. La FM inicia su gran despegue, revolucionando la estética de los medios.
1986: fue autorizado el uso de los satélites para la transmisión de radio y televisión tanto dentro del país como hacia el exterior. Muchas radios del interior, sobre todo FM, comenzaron a retransmitir a las AM y FM capitalinas, dando lugar a la aparición de cadenas privadas -hasta entonces sólo existía la de Radio Nacional
1990: Continuó el crecimiento de las FM, que comenzaron a orientarse hacia diferentes segmentos del público, según temáticas musicales: rock, pop, tango, clásica, etc. Surgieron poderosos multimedios que comenzaron a concentrar en una sola empresa diferentes medios de comunicación, y a su vez en éstos se hizo cada vez mayor la participación de grupos extranjeros en su composición accionaria. Paralelamente, se liberaron señales y frecuencias, apareciendo gran cantidad de radios de baja potencia de alcance local o comunitario.
1995: Surgió la primera estación de radio exclusiva por internet de tiempo completo, llamada Radio HK, emitiendo música de bandas independientes. Radio HK fue creado por Norman Hajjar y el laboratorio mediático Hajjar/Kaufman New Media Lab, una agencia de publicidad en Marina del Rey, California.
2000: Se acentuó mas la radio on line, pero también se vuelven populares en la FM las radiofórmulas musicales y los formatos Top 40. Fue el caso de FM Hit (1992), Cadena Top 40 (1992), Mega (2000) o Disney (2001), por nombrar algunos. También hubo tiempo para explorar formatos infantiles (Radio Panda 107.9 desde 1994) o importar formatos completos (FM Nostalgie 104.3).
2015:Pop Radio 101.5 se consolidó como líder entre las FM, siendo la más escuchada durante el segmento matinal. Durante esta década, la radio se ha reformulado mediante la combinación con Internet y la competencia con múltiples opciones ofrecidas por las nuevas tecnologías de la comunicación.